jueves, 21 de octubre de 2010

Ecos narcisistas en YouTube

Mirad lo que he encontrado por ahí: un par de vídeos sobre el tema que teníais que desarrollar la semana pasada; uno es una presentación con el texto que varios habéis tomado prestado de la web y con obras de arte muy bien elegidas:




El otro son unos dibujos animados (tipo japonés) en italiano:




No está mal, ¿verdad?. Ánimo y seguid trabajando en las presentaciones, a ver si os superáis.

Los viajes de Ulises

miércoles, 13 de octubre de 2010

Eco y Narciso

Eco era una ninfa que por haber ofendido a uno de los dioses, estaba condenada a no poder hablar, excepto por la repetición de la última sílaba de todo lo que se le dijera. Algunas fuentes dicen que Hera (Juno) fue quien le impuso la maldición exasperada por su incesante parloteo; otras fuentes dicen que fue Pan, enojado por su empalagoso amor. Tuvo la mala suerte de enamorarse de Narciso, el hermoso hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope. Sin embargo, como ella solo podía hacer eco de sus palabras, Narciso la ignoró y ella se desvaneció en una sombra. Pero el castigo aguardaba a Narciso: egoísta y despreciativo de todas sus admiradoras se enamoró de su propio reflejo en el estanque y así murió admirándose. Los dioses lo convirtieron en la flor homónima.

Eco y Narciso


Eco era una ninfa que por haber ofendido a uno de los dioses, estaba condenada a no poder hablar, excepto por la repetición de la última sílaba de todo lo que se le dijera. Algunas fuentes dicen que Hera (Juno) fue quien le impuso la maldición exasperada por su incesante parloteo; otras fuentes dicen que fue Pan, enojado por su empalagoso amor. Tuvo la mala suerte de enamorarse de Narciso, el hermoso hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope. Sin embargo, como ella solo podía hacer eco de sus palabras, Narciso la ignoró y ella se desvaneció en una sombra. Pero el castigo aguardaba a Narciso: egoísta y despreciativo de todas sus admiradoras se enamoró de su propio reflejo en el estanque y así murió admirándose. Los dioses lo convirtieron en la flor homónima.

Javier García

sábado, 9 de octubre de 2010

El porqué de los sonidos y de las flores: Eco y Narciso

El reto que planteamos en clase el pasado jueves sigue en pie: se trata de explicar lo mejor y más originalmente posible la relación de dos términos tan cotidianos (el eco y el narciso) con la mitología (la leyenda de Eco y Narciso); el texto en el que os deberíais inspirar es el de Las Metamorfosis de Ovidio, como hizo Christina Rosenvinge para componer su canción (a la espera de que la grabe en un disco, valga como muestra un vídeo cutrecillo):



Aprovecho para recordar que los vídeos que colguéis tienen que tener relación con la asignatura, o por lo menos esforzáos en explicar la relación si es que no está clara; de lo contrario, ya sabéis, el "súper" los descolgará...
Adelante con el reto, a ver quién gana la prueba.

jueves, 7 de octubre de 2010

La leyenda de Eco y Narciso

Eco (Ηχώ Êkhố) era una ninfa que amaba su propia voz. De su boca salían las más bellas palabras. Pero estaba condenada a no poder hablar, excepto para repetir la última sílaba de cualquier cosa que dijera. Fue condenada por haber ofendido a uno de los dioses, pero dicen que fue Hera (Juno) quien le echó la maldición ya que Eco no paraba de hablar. También dicen que fue porque Hera estaba celosa de que su marido Zeus pudiera cortejarla como a otras ninfas.
Narciso (Νάρκισσος) era el hermoso hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope.

Eco se enamoró de Narciso, pero este la ignoró. ya que ella solo podía hace eco de sus palabras, por lo que Eco huyó hacia las montañas, donde dicen que todavía se escucha su voz. En cambio Narciso, egocéntrico y egoísta (de ahí viene el término "narcisismo", es decir, amor a sí mismo) fue maldecido por Eros, enviado por alguien que estaba enamorado de Eco y que quería que Narciso sufriese, a enamorarse de su reflejo en el río Estigia, y cayó al agua, muriendo ahogado. Bajó al inframundo donde fue atormentado para siempre por su propio reflejo. Los dioses le convirtieron en la flor homónima (la flor que lleva su nombre "Narcissus", derivada de la palabra griega "narcótico", ya que el olor de esta flor es penetrante y embriagante).

El mito de Eco y Narciso

Eco era una joven ninfa de los bosques, parlanchina y alegre. Con su charla incesante entretenía a Hera, la esposa de Zeus, Y estos eran los momentos en los que Zeus aprovechaba para mantener sus relaciones extraconyugales. Hera, furiosa cuando supo esto, condenó a Eco a no poder hablar sino solo a repetir el final de las frases que escuchara, y ella, avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.



Narciso era un muchacho hermoso, hijo de la ninfa Líriope. Cuando él nació, el adivino Tiresias predijo que si veía su imagen en un espejo sería su perdición, y así su madre evitó siempre espejos y demás objetos donde pudiera verse reflejado. Narciso creció hermosísimo sin ser consciente de ello.


Narciso siempre parecía estar ensimismado de sus propios pensamientos. Daba largos paseos sumido en sus cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba. Esta le miró enbelesada, y quedó prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para acercarse.


Narciso encontró agradable la ruta que siguió aquel día, y la repitió muchas veces. Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia, temerosa de ser vista; un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso sobre aviso de su presencia, al descubrirla se quedó esperándola al doblar una esquina. Eco palideció al ser descubierta, luego enrojeció cuando Narciso se dirigió a ella.


-¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues? -dijo Narciso.
-aquí... me sigues... -fue lo único que Eco pudo decir.


Narciso siguió hablando y Eco no le podía decir lo que deseaba. Finalmente, como la ninfa que era, acudió en ayuda de los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso el amor que Eco le transmitía. Ella le miró ansiosa, expectante, pero su risa helada la desgarró. Y así, mientras Narciso se reía de ella, del amor que albergaba en su interior, Eco moría y se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, repitiendo las últimas palabras que le había oído decir, "qué estúpida... qué estúpida...". Y dicen que allí se consumió de pena, tan quieta que llegó a convertirse en parte de la propia piedra de la cueva.


Pero el mal que haces a otros no suele salir gratis... y así, Nemesis, la diosa de la venganza, que presenció toda la desesperación de Eco, entró en la vida de Narciso otro día que había vuelto a pasear, y le encantó hasta hacerle casi desfallecer de sed; Narciso recordó el riachuelo donde una vez había visto a Eco, y sediento se encaminó hacia él. Así, a punto de beber, vió su imagen reflejada en el río. Y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente cegado por su belleza y murió ahogado en su reflejo.


En el lugar de su muerte creció una nueva flor a la que se le dió el nombre de Narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.

Narciso y Eco


La mitología griega nos brinda una infinidad de mágicas historias como ésta: llenas de dioses impredecibles con debilidades humanas, criaturas sobrenaturales, y hombres extraordinarios que han sobrevivido al tiempo como héroes de leyenda. Un grandioso entramado donde se mezclan la sabiduría, la fantasía, la cultura y la religiosidad de aquellos tiempos. Personajes y hechos que son el origen etimológico de multitud de palabras y términos usados en la actualidad. De hecho, estos protagonistas son un claro ejemplo.

Eco y Narciso (un amor no correspondido)

Narciso era un joven de una extraordinaria e irresistible belleza, hijo del río Cefiso y de la ninfa Liríope. Poseía una belleza tan embaucadora que enamoraba perdidamente a todo aquel que tuviese la mala fortuna de contemplar su rostro. Pero su arrogancia y su soberbia le hacían despreciar a todas y cada una de las doncellas que caían rendidas a sus pies. Hacía continuamente caso omiso a las insinuaciones y declaraciones de amor que le profesaban. Un día que Narciso se encontraba tumbado en un prado, abandonado plácidamente en los brazos de Morfeo, soñando seguramente consigo mismo, apareció paseando por allí una ninfa llamada Eco, que tras contemplarlo gentilmente dormido, quedó prendada enseguida de su hermosura, perdidamente enamorada y viendo que Narciso se había despertado y se disponía a alejarse de aquel lugar, intentó salir de detrás de un árbol, pero al pisar una rama seca que había en el suelo, produjo un sonido que alertó a Narciso.
- ¿Quién anda por ahí?
- ¿Ahí? Le contestó Eco
- ¿Quién eres? ¿Por qué no vienes?
- ¿Vienes? Le preguntó Eco
- ¿Dónde estás? No puedo verte
- Puedo verte, repitió Eco
- Ya estoy harto, me voy
- Me voy, dijo Eco, queriendo decir todo lo contrario
Ella lo siguió, pero él no quiso saber nada de una ninfa con una conversación tan estúpida, y se alejó rápidamente de ella. Eco anduvo sin rumbo hasta un acantilado donde fue marchitándose de amor y humillación hasta que sólo perduró su voz, aun muerta se le oye en lugares parecidos repetir las últimas palabras que oye. Eco era víctima de una maldición impuesta por la diosa Hera, que la condenaba a repetir siempre la última palabra, pero nunca la primera. A causa de la ayuda que prestó Eco, a sus espaldas, a las amantes de Zeus.
Al enterarse de su muerte, las hermanas de Eco pidieron ayuda a Némesis, hija de la noche y diosa de la venganza. Ésta accedió, y para vengar a Eco y al resto de mujeres que languidecían por culpa de Narciso, lo condenó impulsándolo a beber de una fuente cristalina donde se viese reflejado. Cuando Narciso vio aquel rostro tan bello, quedó extasiado, intentó atrapar aquella belleza con la mano, pero cuando tocaba el agua la imagen desaparecía, al fin sufrió la amargura y el tormento del amor no correspondido. Así pasaron los días, se olvidó de comer y de beber, absorto en la imagen perfecta, esperando a ser correspondido por su propio reflejo. Poco a poco sus piernas se convirtieron en raíces, su cuerpo en tronco, sus brazos en ramas y su hermosa cabeza en una maravillosa flor que desde entonces lleva su nombre.
Narciso murió víctima de su propia vanidad y arrogancia por un amor no correspondido, y así Eco fue vengada.

sábado, 2 de octubre de 2010

Las 9 musas.

En griego antiguo: mοῦσαι mousai.


Las musas son divinidades femeninas que presiden las artes y las ciencias, e inspiraban a filósofos y poetas.
Aunque su número varíe según los autores, por lo general se acepta que son nueve, nacidas en nueve noches seguidas de amor entre Zeus (rey del Olimpo) y Mnemósine (diosa de la memoria). Las musas por lo tanto son nietas de Urano, El Cielo y Gea, la Tierra.
Su primer canto fue el de La victoria de los dioses del Olimpo sobre los Títanes y el establecimiento de un nuevo orden cósmico.
Se decía también que acompañaban a los reyes dándoles las palabras necesarias para gobernar, inspirándoles sabiduría y otorgándoles la virtud de la justicia y clemencia con la que se ganaban el amor de sus súbditos.

  1. La mayor y más distinguida de las musas es Calíope, presidía la elocuencia y la poesía lírica. Era representada con un estilete y una tabla de escritura.
  2. Clío musa de la historia y la poesía heroíca. Se dice que fue quien introdujo el alfabeto fenicio en Grecia. Se la representa sosteniendo un rollo de pergamino.
  3. Erato musa de la poesía amorosa, además de la mímica. Se la representa con una lira.
  4. Euterpe musa de la poesía lírica y de la música. Se le atribuye la invención de la flauta doble con la cual es representada.
  5. Melpómene musa del teatro trágico. Es representada con un cuchillo en una mano y la máscara trágica en la otra.
  6. Polimnia preside los himnos sagrados y la elocuencia. Se la muestra con un dedo sobre la boca, simbolizando el silencio y la discreción.
  7. Terpsícore musa de la danza y de los coros dramáticos. Se la representa sentada con una lira en las manos.
  8. Talía preside el arte de la comedia y de la poesía pastoril. Se la representa con la máscara de la comedia.
  9. Urania protectora de los astrónomos y los astrólogos. Se la representa con una esfera en la mano izquierda y una espiga en la derecha.




A pesar de su importancia, las musas aparecen en muy pocos mitos.

Las pesadillas


Bueno, esta noche he tenido una pesadilla y se me ha ocurrido hacer una entrada sobre esto.
Hasta cerca del siglo XVIII, las pesadillas eran a menudo consideradas obras de monstruos, los cuales se creía se sentaban sobre los pechos de los durmientes, oprimiéndolos con su peso, lo que originó el nombre de pesadilla.
En griego se llama Efialtes, que proviene del demonio que causaba las pesadillas llamado Efialtes.
En latín tenemos el incubus. El íncubo es el demonio que oprime al durmiente y le inspira la pesadilla, del latín incubare, ‘yacer’, ‘acostarse’. El íncubo es un demonio masculino que atormentaba por las noches a las mujeres intentando violarlas, y se creía que los hijos de estas mujeres salian deformes o nacían monstruos.
En alemán le dicen Alb, que vendría a significar el elfo y la opresión del elfo, la misma idea de un demonio que inspira la pesadilla.
Y por último la que más me gusta: en inglés, nightmare, y se cree que significa yegua de la noche por lo de night (noche) y mare (yegua), ya que las pesadillas también eran representadas por caballos, en este caso yeguas, de aspecto demoníaco y que se ponían en el pecho del durmiente (como en las anteriores culturas).

¡Eres una harpía!

La expresión ser una harpía significa ser una persona de genio salvaje y llena de crueldad, se le suele atribuir a las mujeres.
En la mitología griega las Harpías eran hermosas mujeres aladas conocidas por robar constantemente la comida de Fineo antes de que este pudiera comerla, aunque realmente no la robaban, sino que la ensuciaban con sus heces para hacer la comida incomible. Fueron difusoras de suciedad y enfermedades. En tradiciones posteriores fueron transformadas en genios maléficos alados de afiladas garras, que es como se les conoce.


Con esta forma fueron agentes del castigo, que raptaban a al gente y la torturaban de camino al Tártaro. Eran despiadadas, crueles y violentas, y vivían en las islas Estrófades


Las Harpías eran hijas de Electra y Taumante y hermanas de Iris; Hesíodo las describía como criaturas de adorables cabellos.